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Los microorganismos de las Salinas de Añana nos ayudan a entender el esquema de los flujos de agua subterránea

El grupo MikroIker de la UPV/EHU investiga la diversidad y distribución de organismos unicelulares en los manantiales del Valle Salado de Añana

  • Investigación

Fecha de primera publicación: 18/04/2025

Ilargi Martinez y Maia Azpiazu en el laboratorio de la UPV/EHUko | Foto: Nuria González. UPV/EHU

Investigadores de la UPV/EHU han observado que las aguas más y menos salobres de los manantiales del valle también pueden diferenciarse en función de las comunidades y de la distribución de bacterias y arqueas. Además, han comprobado que las aguas de dos manantiales situados a dos metros de distancia entre sí tienen diferentes orígenes y composiciones microbianas, y señalan la necesidad de seguir investigando para conocer mejor los flujos subterráneos de agua en las salinas.

El Valle Salado de Añana es una de las salinas continentales mejor conservadas de Europa. En esta salina alavesa se produce sal desde hace más de 7.000 años. La complejidad geológica e hidrogeológica de la zona hace que en algunas áreas del valle se combinen flujos de agua muy profundos con otros de menor profundidad, dando lugar a manantiales muy próximos entre sí de los que fluye agua con diferente grado de salinidad: “El agua tiene más o menos salinidad dependiendo del recorrido subterráneo que realiza”, explica Ilargi Martinez Ballesteros, investigadora de la UPV/EHU. De algunos manantiales fluye agua muy salobre (con unos 200 g de sal por litro) y de otros, agua salobre (unos 20 g de sal por litro).

El grupo de investigación MikroIker, de la Universidad del País Vasco, ha investigado la diversidad de organismos unicelulares de este hábitat: “Se ha analizado la presencia de arqueas y bacterias en las aguas de varios manantiales del valle mediante técnicas moleculares (principalmente secuenciación del ADN)”, explica la investigadora Martínez Ballesteros. Las arqueas y las bacterias se diferencian, entre otras cosas, por su pared celular. “En el estudio hemos visto que las aguas muy salobres están dominadas por arqueas, ya que tienden a habitar zonas extremas, mientras que en las aguas salobres hay una mayor mezcla de bacterias”.

Coincide con los estudios hidrogeológicos

“Además de conocer qué microorganismos hay en el agua y cuántos hay —dice Martínez Ballesteros—, otro de los objetivos de este trabajo ha sido comprobar si existe una diferencia microbiológica entre tipos de agua con niveles de salinidad tan diferentes. También se aprecian importantes diferencias microbiológicas entre el agua muy salobre y la salobre. Las aguas con salinidades similares también presentan comunidades microbianas similares”. Esto coincide con los resultados de los estudios hidrogeológicos.

Los investigadores de MikroIker han colaborado con el grupo de investigación en Procesos Hidro-Ambientales (HGI) de la UPV/EHU para “comprender el contexto del Valle Salado”. Bajo el valle hay halita o sal gema: “Los hidrogeólogos todavía no saben con exactitud el recorrido del agua, pero parece que proviene de grandes profundidades. Según el camino que recorre, entra más o menos en contacto con la halita, y esto determina la salinidad de los manantiales”, apunta la investigadora. “Las aguas muy salobres provienen de lugares a gran profundidad y las salobres de zonas más superficiales. Hemos visto que las aguas de distinto origen presentan diferentes comunidades de bacterias y arqueas”.

Un claro ejemplo de esto son los manantiales El Pico y El Pico Dulce: “Están a tan solo dos metros de distancia y, como sus nombres indican, el primero es muy salobre y el segundo salobre. El agua es totalmente diferente, tanto en la composición de los iones disueltos como en los microorganismos presentes. Esto indica que no hay contacto entre ellos, ya que, si existiera, serían más similares”, explica la investigadora de MikroIker.

La investigadora defiende que “los microorganismos forman parte esencial de los entornos naturales. Es muy importante conocer los microorganismos presentes en todos los ecosistemas. Los necesitamos para que el ecosistema funcione correctamente, ya que garantizan el reciclaje de muchos de los compuestos presentes en el planeta”. También subraya la necesidad de seguir investigando: “Hemos encontrado muchos microorganismos que no se han clasificado en ningún sitio y debemos seguir definiendo y caracterizando nuevas especies. Tenemos trabajo por delante”. El grupo MikroIker ha identificado dos nuevas especies en las Salinas de Añana y actualmente el laboratorio está cultivando las bacterias y arqueas encontradas.

Información adicional

Este trabajo forma parte de la tesis doctoral de Maia Azpiazu Muniozguren. Azpiazu se encarga de la secuenciación de microorganismos, el aislamiento de cepas y la caracterización de nuevas especies.

Ilargi Martínez Ballesteros es profesora en la Facultad de Farmacia: imparte docencia en el Grado en Farmacia, en el Grado en Ciencias Ambientales y en los másteres de Microbiología y Salud y Análisis Forense.

Referencia bibliográfica